jueves, 20 de septiembre de 2012

Despegarse

La brisa del verano acaricia sus tobillos, el aire se cuela ente las botas y el pantalón. Pareciera que el viento reclama el que se siga pegado, atado al suelo. Desea que lo sigas, que vayas con el.

La sensación de pesadumbre de las plantas de los pies es aún mas fuerte, no consigues avanzar sin pasos torpes o arrastrando los pies, deseas eliminar ese peso. Te encuentras observando el asfalto, desde lo alto de aquel viejo puente peatonal, los autos pasan, egoístas, impersonales. Las líneas de división de carril se extienden hacia el horizonte en un patrón cuasi-hipnótico.

Generalmente uno se pregunta porque la gente se lanza al vacío. Muchas veces se da por sentado en la terminación de la vida, de un sufrimiento, en la cobardía para enfrentar las cosas… ¿alguien lo ha preguntado a uno de estos personajes?

Enervados y agobiados por la cantidad de cosas que discurren en sus mentes, lo pesado que se vuelve el caminar…simplemente se busca aliviar esa presión en los pies, en los brazos, en las sienes. Sentirse liberado y sin ataduras, sin el sentir la presión de la gravedad cayendo aplomo sobre los hombros, sentirse fuera de los barrotes de una prisión de la que poco a poco se fue construyendo alrededor.

Se pierde la noción de que en realidad hay un vacío, que no se está en suspensión sino en caída. El sentir hipnótico de la hipotética liberación llama al sujeto en cuestión, el viento no ayuda. Pareciera una posesión por una sustancia desconocida que no hemos tomado pero que ya comienza a generar los efectos.

Mientras más alto se está, más rápido se encuentra bajo estos efectos. El poder ver cada vez más dentro del horizonte permite que se olvide rápidamente cualquier indicio de sentido común o de instinto de supervivencia. Además, que rápido habrán de pasarse todas esas sensaciones opresoras y tan terrenales si se está ante la contemplación de un panorama mucho mayor…a más y más altura.


Y llega entonces, el impulso del desprendimiento del suelo, fuera de toda razón y de cualquier pensamiento de consecuencia alguna, simplemente el placer de no sentir más el suelo en los pies, de no sentir más la presión en el pecho, de no tener más al tedio en la frente… escasos momentos… luego oscuridad, paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario